Se acaba el año, y con él quiero responder a una pregunta que me soléis hacer ¿Cómo eres capaz de hacer tantas cosas?
Fantaseamos con la idea de crear varias cosas a la vez. Emprender, construir producto… no importa el qué, importa el cómo.
¿Cómo logras saber qué es lo más importante? esta es la pregunta que importa. Porque de eso se trata, y justamente es de lo que te voy a hablar hoy.
No se trata de hacer más cosas, ni se trata de ser super productivos. Sencillamente se trata de tener claras tus prioridades ¿Cómo encaras tu año?¿Qué propósitos tienes para el dos mil veinticuatro? Muy oportuno ¿Verdad?
Si en la anterior newsletter hablaba de la importancia del dolor y el compromiso, ese dolor como medio de pago, o peaje para llegar a algún punto en concreto, hoy nos vamos a centrar en el NO.
Otro día retomaremos el compromiso.
¿Tienes una crisis existencial?¿Acabas de cumplir veinticinco, treinta o cuarenta años? Es increíble como eventos externos a nosotros nos desestabilizan y nos obligan a resetear nuestras prioridades. Lo que ayer era importante, hoy ya no. Y podemos decir que no, aunque de miedo. Total ¿Cómo diablos se superan las crisis?
¿Ayer saliste y no te acuerdas de nada? Los chupitos ¿Verdad? Te levantas diciéndote que ya no más, que se acabaron y que dejas de beber. Ese DOLOR de cabeza horrible te impide ir al baño sin tambalearte, intentando apoyar un brazo en alguna pared para no caerte, y ahí, es justo en ese momento cuando te dices que esta será la última.
Mentira.
Es un dolor que vas a soportar hasta que realmente quieras decir que no. Porque puedes soportar el dolor a cambio de la juerga y las anécdotas. Por esto no te compensa decir que no. No te compensa.
No hace falta un evento traumático para aprender a decir que no. Es tan fácil como empezar a hacerlo. Porque, aunque evites el conflicto, aunque evites esa conversación difícil, de forma indirecta estás diciendo que no a todas las cosas que no vas a hacer por haber dicho sí a algo que en realidad no querías. O no querías tanto.
¿Te has comprado el libro de Hábitos Atómicos?¿Y por qué no lo has terminado? Precisamente de eso se trata, porque comprarlo no implica mejorar tus hábitos. Para leerlo tendrás que decir que no a algo, ese algo que ocupa tu tiempo, y al decir a ese algo que no, habilitas sin saberlo poder sentarte y leerte ese libro técnico (y aburrido) extremadamente útil.
No nos gusta hacer cosas que duelen. Es así, claro que es mejor ver videos de Tik-tok o simplemente entretenernos con algún meme gracioso.
Para hacer muchas cosas, o mejor dicho, cosas que importen, debes decir que no. Y sí, asumir lo doloroso que resulta soportar a tu cabeza intentando aliviar esa fricción con cosas fáciles, tareas fáciles ¿Termino la tarea o miro si tengo alguna notificación? Miro la notificación. Sin pensar. ZAS. Ahí va, otro minuto más que has dicho que no a algo que realmente era importante.
No te preocupes, me pasa constantemente. Porque esta es la verdadera batalla para optimizar tu vida al máximo. Pero no, aquí no abogaré por ser máquinas productivas, si no, por personas que tiene claro qué es lo importante. Si se trata de la ley del ochenta veinte ¿Qué es lo más importante?¿Con qué vas a mover la aguja?
Quiero pedirte que desde hoy (prométemelo) pienses lo suficiente como proteger ese veinte por ciento del que se componen las cosas que realmente importan.
Promete que vas a protegerlo de todos los sies que das sin pensar. Sin prioridades. Porque tus objetivos y el tiempo, vamos a pensarlo de esta manera, son como un barco, donde esos sies se convierten en agujeros, o mejor, disparos por los que entra el agua, y de no empezar a decir que no, tus prioridades se van a hundiendo poco a poco. No llegando a ninguna parte. Inmóvil. Siempre en el mismo sitio.
Soy capaz de crear varias cosas, porque soy capaz de decir que no a otras.
No a la micro gestión. Salvo que el problema sea tan importante que tengo que bajar al barro. Esto implica, que al bajar, perderé visión de conjunto. Por esto debo delegar alguna tarea estratégica al tiempo (es decir, a hacerlo en otro momento) o algo más útil aun, delegarlo a alguien.
No a todo lo que no sea MODULOR. Claro que podría hacer freelancers, claro que podría asesorar a otras empresas. Claro que podría mentorizar a otras personas fuera del grupo. Pero solo, solo, y solo me enfoco en MODULOR. Es nuestro holding. Una apuesta dolorosa. Podría estar trabajando para una gran corporación, y estoy seguro que viviría más tranquilo, e incluso ganaría más dinero en el corto. Pero mis noes miran al largo plazo, porque las cosas que importan duelen y llevan tiempo. Nada que sea relevante se construye en dos días.
No a otros modelos de negocio. No a otros proyectos. No a otra reunión. No a otra empresa. No.
Los noes no vienen solos, el compromiso (del que di una pincelada en la newsletter anterior) es en compañía. No puedes recorrer el camino solo. Puedo decir que no, porque muchos de mis noes puedo delegarlos para que otros los conviertan en sies. Tengo personas de mi absoluta confianza a la cabeza de cosas, proyectos o ideas que me chiflaría hacerlos a mí. Los veo desde la barrera, como un padre que ve a sus hijos marcar goles y llorar cuando se caen.
Si te interesa una visión más técnica, le tiro el guante a mi socio Jorge Lana, porque él puede explicarte como estamos creando un marco de trabajo, una forma de operar, con la que dar servicio a todas las empresas en varios ángulos: legal, laboral, operaciones, ventas y estrategia.
MODULOR permite a los fundadores poder centrarse en lo importante, y poder decir que no a cosas que ni les gustan, y/o les roban tiempo para centrarse en resolver los problemas MÁS importantes de sus compañías.
En la vida personal me cuesta más. Ya lo compartí en la anterior. Aun así, sigo aprendiendo como los noes, el dolor y el compromiso me hacen cada día mejor.
1% cada día , Una tarea a la vez !! 😅
Top! Al final todo apunta al minimalismo.
Sí a esas personas, libros e ideas que consideres esenciales. No a todo lo demás. Feliz año 2024 master! 🥂