Si no duele no importa.
Nada que merezca la pena (de verdad) lo vas a construir sin que duela.
Se acaba el año ¿verdad? y hace mucho que no hablamos.
En este año han pasado muchas cosas. Me he mudado a otra ciudad, he vendido la furgo, me saqué el carnet de conducir, me compré un coche. He hecho nuevos amigos. Hemos comprado otra empresa.
Te tengo acostumbrado o acostumbrada a leerme sobre temas referentes al diseño, el liderazgo, el producto digital o el emprendimiento.
El caso es que, hoy me gustaría ir a la esencia.
Sería ridículo escribir sobre las 10 cosas que he aprendido este año, porque la mitad de las cosas que leo sobre listas acaban siendo inútiles y profundamente aburridas.
Hoy voy a tratar de entretenerte, déjame contarte porque creo que si no duele no importa.
Al mudarme a A Coruña decidí retomar montar en bicicleta. Viviendo en Dos de Mayo no me apetecía nada coger la bici y salir a rodar. Al llegar aquí, hasta me compré un par de maillots bonitos, por eso de motivarme por medio de la estética. El caso es que mi estado físico y mental me impedían mantener una velocidad constante y subir sin pararme ante cuestas prologadas.
El Monte de San Pedro y yo teníamos asuntos pendientes. Me propuse subir esa cuesta sin pararme, aunque doliera. Déjame ir al final para que la idea que quiero contarte se entienda mejor: después de un año, subo esa cuesta sin parar, pero aun con las piernas más fuertes sigue doliendo.
La primera cosa que quiero que sepas es que duele, y siempre va a doler. No importa, ese dolor es el precio de subir. Es el precio de querer avanzar. El peaje que vas a pagar. Y no, no es evitable, o duele o te paras. Puede doler menos, pero si no pica, si no se calientan tus muslos no estás subiendo nada importante.
Estuve bastante preocupado por esto. No sabía si era un rasgo de mi personalidad. En lo profesional tengo una cadencia que hace que nunca me pare. En lo personal no. Me paraba antes de terminar la cuesta.
La coherencia es un principio de diseño, y en mi caso, de vida. No podía pararme en esa cuesta o ante cualquier compromiso. No, por principios. Aunque duela.
Eh, ¡tú! Epicureista, sí, tú, que me lees juzgando desde tu podio de moralidad. El dolor por sí solo es una estupidez, estoy de acuerdo ¿Por qué no hablamos del compromiso?
Compromiso ¿qué diablos es?¿a quién se le ocurrió semejante palabra?¿de qué se compone?
ChatGPT responde: El compromiso es una promesa o acuerdo entre dos o más partes, donde cada una se obliga a cumplir determinadas condiciones o actos. La palabra "compromiso" proviene del latín compromissum, que es el participio pasado del verbo compromittere. Este verbo latino se forma a partir de la unión de com- (que significa "junto") y promittere (que significa "enviar" o "prometer"). Por tanto, en su origen, compromiso refiere a la idea de prometer algo en conjunto o mutuamente. En su uso moderno, un compromiso implica un sentido de responsabilidad y obligación hacia una acción o una persona.
Antes de volver con el compromiso, déjame contarte otra cosa.
Desde agosto entreno, sí, entreno. Empecé con dos días a la semana y ahora intento que sean cinco. Con Sergio, y otros 10. Sergio es ex atleta olímpico de remo, los otros 10 entrenan como cabrones. Soy el peor de la sala, aun así, me motiva.
Las primeras semanas les observaba, ellos entrenaban mientras yo intentaba que no se me saliera el corazón por la boca. Intentando esconderme detrás de una columna para poder tomar algo de aire y así, no forzar mucho la máquina.
Y de nuevo estaba de vuelta a esa idea, volvía a preguntarme si pararme ante el dolor era un rasgo de mi personalidad. Algo que me hacía débil, que me impedía llegar de un punto a otro.
Entendí que no se trataba de llegar al punto A. Tolerar el dolor que sientes cuando haces suficientes sentadillas como para que te quemen las pierdas es el proceso.
El proceso es el camino. Pero sin compromiso y propósito no hay proceso o camino que merezca la pena recorrer.
¿Qué compromisos tienes contigo mismo? Y no me valen tus deberías, tus deberías no me interesan. Me interesan tus sies y noes, los “debería” en esta conversación no tienen espacio. Los sies y noes son los que te esculpen a ti mismo.
Los principios te conectan con la tierra, contigo mismo ¿Mis principios? Esencialidad y coherencia (entre otros).
No puedo vivir sin ser coherente, no podía parar por dolor. Por lo tanto, aprendí que lo que me daba motivos para aguantar en lo profesional era el compromiso. El compromiso que tengo con mis socios, mis compañeros, mis empresas…
Y si las empresas tienen visión o razón de existir ¿por qué existo yo?
No te preocupes, ni aquí ni ahora daré respuesta a esta pregunta. Pero sí a porque creo que si no duele no importa. Seguimos.
Entendí que en realidad hay dos fuerzas. La vida personal y la profesional. Sí, como una dinamo perfecta. Dos fuerzas que se complementan y se retroalimentan.
No podía aguantar el dolor porque el compromiso conmigo estaba roto. Mi energía estaba sin balancear. La dinamo estaba rota, solo tenía fuerza para trabajar. Para cuando la otra mitad necesitaba de mí, yo estaba ausente. Claro que no podía subir la cuesta, no estaba comprometido conmigo mismo.
Y viviendo sin ser coherente estaba matando a mi persona, creando un némesis con una capacidad inmensa de trabajo pero ínfima de vivir.
Aprendí, que para aguantar el dolor hace falta comprometerte tanto con tu vida personal como profesional. Se trata de crear esa fuerza que hace que giren ambas partes.
La fuerza que te da tu salud mental y física. Para usarla cuando te duela tanto, tanto como parar. Y ahí, justo cuando estés a punto de abandonar, recuperar y recordar tus compromisos. Esos compromisos que tienes contigo y tus promesas, esos que se hacen indelebles y hacen que sea insoportable parar.
Recuerda que te esculpes en base a tus sies y noes. Repite conmigo: no voy a parar.
No creo que sea mejor que nadie, solo creo que no me voy a parar aunque duela. Y creo que la madurez, es saber decir que no, en concreto a aquello que no importa. Dejar ir, dejar que las cosas que no importan no duelan. Concentrando tus energías en la esencia, esa esencia que responde a la pregunta de ¿por qué diablos te levantas cada mañana?
Voy a cumplir 34 años y siento que estoy en mi mejor momento fisico (hast la fecha). Trabajo menos. Comunico menos, y alguna vez estoy ausente para algunas de mis empresas. Pero estoy trabajando para siempre permanecer junto a mis compromisos, mis promesas. Mis compañeros, mis socios, mis empresas, mis amigos y mi familia.
Te deseo un feliz año. Te deseo un año de dolor, el dolor que te hace llegar al lugar donde importan las cosas. Esas cosas por las que merece la pena llorar. Esas por las que aunque se acaben (porque todo se acaba), guardes en tu mochila, la mochila de cosas por las que mereció la pena luchar, y hoy ya hecho recuerdos (esos recuerdos cosechados en el 2024) te impulsen para la siguiente cuesta que tengas que subir.
Si crees que no puedes estudiar algo nuevo, o no puedes sacar adelante otro proyecto, o ir a entrenar, pregúntate ¿duele? y después, pregúntate si ese dolor importa. ¿Hay un propósito detrás? si lo hay, no me jodas, claro que duele, porque de lo contrario, puedes estar viviendo anestesiado y eso para mí, siento decirte que es morir en vida.
Nada que merezca la pena lo vas a construir sin que duela y sin compromiso.
Gracias por leerme.
Resumen:
Nada que importe es fácil
Tus principios son un motor de avance, te ponen los pies en la tierra
Tus compromisos son el pegamento que te impide parar (nos los rompas)
Escoge qué importa, qué te importa, por lo que merezca la pena soportar el dolor
El dolor como precio hacía el éxito (personal y profesional)
Entrena, llora, rie, construye, enamórate, vive
Nunca te pares
La inspiración a este texto:
Muy inspirador, Daniel. Estuve a punto de no leerlo. Gracias. Por un 2024 excelente, y doloroso. Salud 🥂