Estoy retrasando hablarte sobre lo que para mí es el compromiso, aún no estoy preparado, pero acercándome a ese concepto, hoy me gustaría hablar de por qué creo que somos lo hacemos. Quien sabe, igual mi libro, habla enteramente de esto. Qué sé yo ¿Somos lo que hacemos?
Tengo una vendetta con las promesas que quedan en el aire, porque en parte estamos acostumbrados a dotarle de poco valor a nuestras propias palabras, y lo que prometemos con ellas. Hace poco hablaba con una amiga de que vivimos en la era de TikTok, los estímulos rápidos, lo sencillo, lo banal, lo perecedero. El “Swipe”, hoy me canso y mañana a otra cosa. La falta de compromiso. La mentira, la política. Pensar en el corto y no en el largo.
Lo que es el compromiso para mí hoy, lo aprendí en mi casa hace años. Desde que tengo uso de razón, mi padre no ha faltado nunca al trabajo. Es un hombre que no hace trampas (nada en algo verdaderamente importe), incluso a veces he pensado que por esto, podría ser una persona débil, pero los años me han dado razones para creer que los débiles son los que hacen trampas. Los que van por el camino fácil.
¿Se dice así? Toma decisiones difíciles, vive fácil, toma decisiones fáciles, vive difícil.
Bien, aunque creas que voy a hablar del compromiso, aún no, tendrás que animarme más, ya sea compartiendo esto, comentando o dejándome feedback. El caso es que hoy vamos a hablar de por qué pienso que somos lo que hacemos.
En lo relacionado con el liderazgo se habla de forma continuada de que no hay mejor herramienta que liderar con el ejemplo. En la educación de los hijos, la formación. Aprendemos muchas cosas por imitación ¿Qué llevas imitando años? ¿Cuáles son tus referentes? ¿Cuál es el espejo con el que miras el mundo?
Creo que antes de asumir que podemos liderar con el ejemplo, debemos dotarle de mucha más importancia a las palabras que usamos. Para con ellas, construir el cristal con el que miramos el mundo. Sé que parece que vamos a dar vueltas, pero bueno, leer es viajar y ahora te toca hacerlo conmigo.
Todo esto me recuerda otra frase: no hay nada peor que un tonto motivado.
Y aunque no lo creas, todo tiene que ver. Porque no somos lo que decimos, sino lo que hacemos. A veces nos creemos nuestras palabras, palabras desprovistas de significado. Vivimos suponiendo que estamos por el camino correcto, porque el camino es avanzar, sin más, sin entender, ¿para qué entender hacia donde vamos? Porque a dónde vamos parece que no importa. Entiendo yo, porque que no hay un compromiso (al menos con nuestro tiempo), si hoy nos dicen que hay que echar a andar, y eso parece lo importante, echamos a andar sin pensar por qué debo hacerlo. Sin preguntar.
¿Empiezas a entender a dónde quiero llegar? No podemos liderar con el ejemplo si primero no entendemos qué demonios estamos haciendo. No hay nada peor que ser ese tonto motivado, esa persona que está echando horas en algo, feliz, pensando que es el camino correcto, pero no empieza con la pregunta más importante ¿Para qué diablos estoy haciendo esto?
Ves cómo no somos lo que decimos, sino lo que hacemos. Lo que hacemos determina nuestros principios y valores. Tus síes y noes. Yo puedo decirte que soy una persona leal, pero si a la primera oferta que recibo (gorda y relevante), quiero dejar mi empresa, mi propia empresa (por estar viviendo un momento de debilidad) ¿cómo diablos puedo hablar de compromiso a mis socios? ¿Cómo puedo hablarte de compromiso a ti? Ojo, no estoy hablando con el sesgo del peso hundido clavado en el pecho, si hay que abandonar, porque no queda otro camino mejor, es lo que hay, no vayamos a morir intentando lo irrelevante. O sí, preguntemos a la gente de SpaceX. Bueno, sigo.
Esto que hoy lees conmigo, también me vale, por ejemplo, para entrevistar a candidatos, aprendo mucho más de lo que han hecho que de lo que dicen que van a hacer ¿Has sido Boy Scout? ¿Has practicado deportes en equipo? ¿Eres esa persona de tu grupo de amigos que organiza los viajes? Claro que aprendo mucho más de lo que haces que de lo que dices qué haces, ¿Ves qué poderosa es esta herramienta?
Por supuesto que en una entrevista de trabajo si te planteo un caso, me hablarás de la solución ideal, pero mi amigo Mike tenía una frase muy poderosa para esto, y es que cuando tienes planes, y te llega la primera hostia, ahí es cuando realmente sale tu verdadero yo. Bajo presión, sin herramientas, sin “hacks”, solo estás con tu parte del cerebro más primitiva. Ahí es cuando esos principios y valores mueven la aguja ¿Abandono? Yo no podría. Mi padre y mi madre no lo harían.
Bien, todo esto viene porque a mis amigos, compañeros y personas que gestiono les digo que hay que experimentar. Que deben probar, que deben fallar rápido. Aplicar esa mentalidad de producto. Partir el problema en partes más pequeñas, y con ellas, empezar a descubrir si tiene sentido hacia donde vamos. Si no tienes claro a donde vas, joder, pues no vayas, pero si tienes dudas, anda un poco y descubre si vas por el camino correcto, moviéndote ¡Melón!
Piensa que eres un explorador del “Age of Empires”, y tienes todo el mapa oscuro (o cualquier juego de estrategia que tenga un mapa). Lo que vas a hacer, no es decir que vas a explorar el mapa, no, lo que vas a hacer es ponerte a explorar el mapa. No hay excusas, hay acciones.
Llevándolo a un ejemplo extremo, porque yo soy de extremos (no entiendo la vida de otra forma). Después de haber vivido qué es viajar en avión todas las semanas, de domingo a miércoles, me dije que no quería volver a eso. Ni por todo el dinero del mundo. Tenía la oportunidad de entrar en un proyecto apasionante, el GRAN reto. Y como no, no podía no aplicar lo que digo, no podía no hacer una “pequeña” prueba.
Me vine con mi furgoneta Camper (mi ex furgo, porque la vendí), una furgoneta de siete metros con absolutamente todo lo básico y necesario que necesita una casa, y probé, probé a vivir y experimentar qué era volver a ese proyecto. Esta vez sin viajar cada semana de una ciudad a otra, pero sin la comodidad de una casa normal. Con la flexibilidad de irme cuando quisiera, sin alquiler, y sin rollos. Como ves, mi flexibilidad estaba por encima de mi comodidad. Era el precio de la prueba.
Bien, la prueba duró cuatro meses. Aprendí muchísimo, creo que puedo decirte que he experimentado qué es de verdad el minimalismo (extremo), una vida esencial, no comprar tonterías porque sencillamente no tienes sitio donde meterlas.
Con esto quiero decir que liderar con el ejemplo es primero dotar de significado a las palabras que usas. Preguntarte muchas veces el porqué, y una vez con esto, ya sabiendo por qué dices las cosas, se trata de hacer. Y ese hacer está por encima de lo que piensas que haces, tus acciones determinan quién eres. No me digas que eres una persona positiva, o mejor dicho, que quieres serlo. Porque si de diez, ocho reuniones eres gris, no, no lo eres. Tienen que hoy ser ocho, ocho grises, mañana siete y en el medio-largo, cero. Eres lo haces, no lo que dices que haces.
Está claro que todo esto sin compromiso es imposible llevarlo a cabo. Sin principios y valores, pero no te preocupes, todos tenemos algo de esto. Así sea un poco. Solo se trata de parar un segundo, dejar de hacer “Swipe” y empezar a preguntarte cosas básicas. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿De qué manera? Creo que las buenas preguntas lideran el mundo, porque detrás de una buena pregunta hay una buena acción. Detrás de las buenas acciones hay cambios. Detrás de los cambios nos movemos hacia delante.
¿Y tú? ¿Eres lo que haces o lo que dices?
¡Muy buena la de hoy, me ha encantado! 🥰
Es curioso, justo hoy he decidido dejar de decir “una cosa que iba a hacer” cuando en realidad he descubierto que en estos meses el foco está en “hacer otra cosa”.
Me ha costado semanas decir que no, pero me siento mucho más coherente ahora mismo.
Mucha chicha en la traca final del texto, inspiradora, ¡gracias! 🙂
Me ha encantado la parte de "Age of Empires" 🤩