Las empresas, las personas, tú, todos cambiamos. Gran parte de lo que hacemos está dirigido a gestionar nuestra propia incertidumbre. El no saber, el no controlar, la eterna pregunta: ¿qué pasará? Siempre queremos tener esa respuesta. En los libros de empresa no te cuentan qué ocurre después de ocho años emprendiendo, ni cómo deberías sentirte con ello. Nadie habla de la nostalgia de los primeros años. No creo que todo tiempo pasado fuera mejor, al contrario. Pero —y este “pero” es importante— no puedo evitar recordar los primeros años de mendesaltaren. No es que ahora sea más o menos difícil, simplemente, es diferente. La lejanía del hoy —la que trae el crecimiento— hay días que me pesa. Esa distancia se crea al no tener tiempo de calidad para cada persona, proyecto, o la infinidad de cosas que suceden en mendesaltaren.
Hay recuerdos que guardo con mucho cariño: los desayunos en el Rincón con Dani Ruiz, donde nos sentábamos a hablar. Eran sesiones de “mentorización”. Él me exponía situaciones, yo hacía preguntas y juntos pactábamos accionables. Gracias a eso, no necesitaba estar en el día a día del proyecto; Dani me ofrecía una lupa al interior de la empresa. Me permitía hacerme una idea, aprender, estar al tanto. Hoy ya no lo hacemos, ¿por qué? Porque quedar a desayunar por hangout es ridículo y triste, aunque más triste es no poder hacerlo.
La empresa está cambiando, y yo con ella. Es fácil aferrarse a lo que conoces, intentar anticipar mirando al pasado. ¿Compramos la idea de que todo es cíclico? Lo compramos. Pero claro, no ha pasado tanto tiempo como para entender este ciclo completamente. No soy el CEO, ni estoy en el día a día. Solo me aseguro de que no olvidemos quiénes somos, de seguir innovando, de que, aunque nosotros podamos envejecer, la compañía no lo haga. Estoy en un momento vital en el que el cuerpo me pide vivir el presente, o quizás la madurez me ha permitido dejar de mortificarme tanto por el pasado y abrazar el futuro con ilusión. La ilusión de ya no ser "solo" mendesaltaren, sino un conjunto de empresas. Cada una con sus sabores, olores, particularidades, culturas. No me da miedo el futuro, me da miedo llegar a él habiendo perdido nuestra esencia. Perder la ilusión, las ganas de ver crecer a tu “bebé”; que, como me decía esta mañana André (mi socio y mejor amigo), ya ha crecido, va a la universidad y, de alguna manera, reniega de sus padres, buscando su identidad en un mundo en constante cambio.
En mi vida siempre me han enseñado lo importante que es "honrar" a nuestros mayores, en este caso, a mis padres. Y con este símil no quiero decir que la empresa deba honrarme, sino que no olvide los valores que la fundaron y que hoy nos han traído hasta aquí. En casa tengo otras compañías en fases distintas: unas con los dolores del primer estirón y otras enfrentándose al desafío de integrarse en un grupo más grande. Modulor diseña reglas, normas, premios y castigos en pro de la colaboración entre todas ellas, con un objetivo común: cambiar la forma en que hacemos las cosas, aportando valor, desde la calidad y la honestidad.
Hoy cerré el día con una charla amena con Simón, CEO de Tailor. Hablamos sobre los objetivos, preparando el cierre del año y proyectando el siguiente. Me dijo algo que resonó tanto en mí, que me ha llevado a escribir esta newsletter. Aunque hoy me sienta algo lejos de mendesaltaren, solo espero que cada persona que pase por la empresa se sienta orgullosa cuando haya salido, porque no todo el mundo tiene que quedarse siempre, pero sí deberían marcharse diciendo con orgullo: "soy ex mendesaltaren". Existimos para cambiar las cosas. Cuando muchas consultoras se olvidan de las personas que las habitan, nosotros decimos no. No nos importa tener menos rentabilidad porque no hay nada más rentable que invertir en el equipo. En que crezcan, en que tengan tiempo no solo para ejecutar para nuestros clientes, sino para explorar dentro de la empresa. Aunque al principio podría haber pensado que no era una decisión financiera invertir en las personas, hoy me doy cuenta de que sale más caro no cuidar que cuidar. Trabajo para que cada persona que pase por la empresa, esas que nos cambian y a las que cambiamos, se sientan orgullosas, que sean alumni y que digan a los cuatro vientos: "somos ex mendesaltaren".
Gracias, nos leemos por aquí.
PS:
Estoy buscando reforzar el equipo en el que estoy sumergido. Concretamente, busco personas de operaciones, que quieran aprender desde lo táctico hasta lo estratégico. Personas que disfruten comunicando, cuidando los detalles, pero que también entiendan que trabajamos para mejorar las operaciones de un negocio, no de una familia. Enfocado al diseño, por supuesto. Si te apasionan las operaciones, los sistemas de diseño, y además eres un hacha con Figma, escríbeme. No me gusta hacer entrevistas formales; prefiero empezar con una charla amena. Si te apetece hablar sobre esto, lo que escribo o cualquier tema relacionado con diseño, operaciones y sistemas, estoy disponible desde las 8 a.m. Entreno a primera hora, pero a partir de entonces, encantado de charlar por teléfono.
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"Si te apasionan las operaciones, los sistemas de diseño, y además eres un hacha con Figma, escríbeme"
He leido esto y he sentido que me estabas escribiendo directamente 😅
Hablamos cuando quieras Dani