Se acabó el verano, y con cada final, un nuevo comienzo. El inicio del año escolar, el cierre de un año complicado y una oportunidad que languidece, de cerrar el año por todo lo alto. El mercado, como habrás visto, está raro. El Barça vuelve a ilusionar —sí, escogí no ser feliz al ser culé—, y los canales de ventas empiezan a reactivarse con clientes interesados en nuestros servicios. He pasado este verano escribiendo; ya tengo dos capítulos de mi libro listos, el contrato con la editorial por firmar, y estoy esperando que mi editor empiece a meterme caña. Ilusionante, cuando menos. ¿Qué tienes pensado para este comienzo de año? Es decir, ¿qué esperas que ocurra en estos tres meses?
Leía a
en Twitter (me niego a llamarlo X), algo agobiado por tanto ruido de gente escribiendo, y escribiendo bien. Supongo que, con tanta IA, muchos nos hemos lanzado al vacío. ¿Suicidio social? ¿Para qué apostar por escribir si una máquina lo hace mejor que nosotros? Precisamente por eso: el lujo estará en las manos de “gente real”. La artesanía será lo que demanden los pudientes, no aquellos a los que quieren hacer creer que son ricos por ganar cuarenta mil euros al año, sino la gente que gana dinero de verdad. Este año espero escuchar más a : ahorrar, invertir, arriesgar e ir a por el fuck you money. Pero no tengo arreglo; gasto lo que no tengo en cualquier cosa que recomienda .Y no es suficiente con
; estoy tramando una nueva empresa con dos socios nuevos. Gente de A Coruña, porque, sin darme cuenta, ya llevo dos años aquí (aunque parecen veinte). Arranco mi primer negocio basado en un espacio físico. No es una cafetería, ni un bar, ni una mezcalería, ni una sala de eventos, pero es todo esto a la vez. Estoy convencido de que después de gritar por los aires que queremos trabajar en remoto, conciliar y querer estar un poco más solos, ahora queremos todo lo contrario (menos conciliar, eso siempre bien). La gente ya no sabe qué hacer, ¿es que no lo ves? ¿Qué diablos pasa en Mercadona a las siete? En realidad no pasa nada, son nuestras ganas de tocarnos, vernos, interactuar. Como somos malos diciendo las cosas de forma directa, nos inventamos excusas tontas en forma de piña para hacerlo. Emprender es locura, y en parte de eso va mi libro: de lo que he aprendido estos años, en primera línea y en la retaguardia de mis negocios.La base del negocio está en el corazón de lo que hago con todo: la colaboración. Estando más cerca del ocio buscaremos colaborar con artistas, marcas como Waco, bares tan cool como Gluglu, o escuelas de fuera como Tramontana. Impulsar lo que ocurre en la ciudad, juntar a personas y traer nuevas ideas de fuera.
Esta nueva empresa es un lugar de encuentro. ¿Por qué? Porque lo que echo en falta en la ciudad, he decidido propiciarlo. Si espero a que ocurra, me muero del asco mirando por la ventana, y no soy de esos. Aunque no sea el mejor del equipo, me gusta salir a jugar. Este espacio se compondrá de eventos, charlas, momentos donde compartir con familias, empresas, creativos, comunidades. La forma de sostenerse es sencilla: facturaremos talleres donde se pueda aprender. Desde tecnología, diseño, fotografía, joyería, qué sé yo. Y, en realidad, creo que ganaremos dinero (de verdad) los domingos, porque en esta ciudad no hay nada que hacer un domingo lluvioso, creando un lugar de encuentro para padres que quieran algo más allá de una pantalla. Juguetes de madera, legos, cosas que estimulen. Y, probablemente, me estimulen más a mí que a los demás.
No tengo remedio, ya lo dije antes, nos dejaremos bastante dinero en la reforma, y en moverlo. Qué caro es hacer marketing, bueno, hacer buen marketing. ¿Será complementario a Modulor? Por supuesto, nuestro negocio en parte se basa en atraer talento, ¿por qué no estimularlo en A Coruña? Es el típico negocio que te montas cuando te retiras, como lo de escribir un libro, pero en mi caso, no puedo parar. Me gusta demasiado hacer cosas, y desde que tuve “el susto”, aprendí que es verdad eso de que la vida es una. Abriremos de miércoles a domingo, por la tarde. Unas pocas horas, las justas para que pasen cosas en la ciudad, conozcamos a gente interesante y ganemos dinero con ello. Estaré agotado, pero feliz; feliz de seguir aprendiendo qué diablos es esto de construir compañías.
Un negocio así no lo montas si no conoces la ciudad, por eso mis dos socios son gente del norte. Con el carácter bondadoso, brillante e incluso misterioso que tiene la gente de aquí. No tenía pensado escribir hoy, al menos aquí, pero con
en las manos, un vino, y quizás inspirado por leer lo bien que escribe ella, me animé a contar brevemente lo que espero de lo que queda de año.¿Qué espero? Seguir ayudando a mis compañías a prosperar. Encontrar a una persona que nos ayude a llevar al siguiente nivel a Minimum.run. Si te interesa, la oferta está aquí. Es alguien que haga growth, aunque en realidad, solo necesitamos a alguien que sepa de marketing —de verdad—, le apasione y quiera reventarla con nosotros. Que Mendesaltaren siga madurando, y ahora, ante el nuevo ciclo económico, entienda cuál es su nuevo sitio. Estrategia y táctica de la mano, como boutique. Espero de Tailor madurez operativa, sí, construir unas operaciones sólidas y dejar engrasados nuestros procesos de ventas. Y por último, de Nocodehackers espero con ganas este nuevo comienzo enfocado en la calidad, el rediseño de sus cursos y su ya corta pero suculenta experiencia ofreciendo servicios.
¿Y de la nueva empresa? Con ganas de ver cómo aterrizan nuestro branding, cuánto nos peleamos con la reforma, las licencias y cómo vamos bajando a tierra nuestro lanzamiento para abrir a comienzos del año dos mil veinticinco. Porque, señoras y señores, cumpliré treinta y cinco años, número redondo para empezar algo nuevo. Al menos, una nueva etapa.
¿Qué esperas de lo que queda de año?
Muy contento de ser el culpable de sangrarte la tarjeta en librerías, te diré.
Sigo de cerca la evolución de Minimum, Mende y por supuesto, la de Cartas al Fundador. 😄