Vaya comienzo de año. El mercado tiene miedo, como probablemente tengas tú. Porque el mercado somos todos ¿no?
Gastamos menos, estamos más nerviosos, menos corteses y más impacientes. Algo faltones, con ganas de hablar pero muy poca de escuchar ¿quién quiere escuchar que el dinero está más caro? Solo aquellos que miran las cuentas y dicen que no.
Hace años leí un gran libro. Once anillos, de Phil Jackson.
Si no te gusta el baloncesto (a mí especialmente no) puede resultar algo aburrido, pero a pesar de eso, saqué grandes aprendizajes. Como es trabajar en equipo, liderar, gestionar equipos de alto rendimiento o gestionar egos y gente buena.
Somos personas al fin al cabo. Las máquinas nos harán mejores, más rápidos y aparentemente más inteligentes pero no van (al menos en el corto) a emocionarse como hacemos nosotros.
¿Cómo estás? en serio, ¿cómo estás?
Aprendí que preguntar tres veces es clave, no te quedes con el primer "estoy bien". Hay que insistir porque la curiosidad se entrena. Y si quieres echar andar, empiezas por dar tres primeros pasos. Para entrenar la curiosidad hay que preguntar tres veces.
Espero que estés bien. Yo he estado mejor, pero no estoy mal. Solo algo concentrado. Lo que me hace pensar que hace falta un libro de aprendizajes, sí, quen os cuenten cómo era gestionar a Phil ¿Cómo gestionar a alguien al que nadie le pregunta qué tal?
No te fustigues, es normal que no te preocupes por tu manager. Ya bastante tienes con sobrevivir como para preocuparte por tu manager. Si total, su trabajo es "cuidarte", al menos en lo profesional.
«aunque al principio me preocupaba que mis jugadores considerasen que mis heterodoxas posturas eran un tanto disparatadas, con el transcurso del tiempo comprobé que, cuanto más hablaba desde el corazón, más me escuchaban y más se beneficiaban de mis ideas»
Phil decía esto, y es difícil hablar desde el corazón cuando la mayoría espera de ti que no te rompas. Que estés pendiente, sí, para los demás. El caso es que al estar a la cabeza de algo, se te presuponga una entereza y capacidad mental sobrehumana. Pero salvo que seas chatGPT, aquí de sobrehumano poco.
Muchas veces es por inercia, ni nos preguntan ni preguntamos. El ego, ese que nos hace creernos únicos, nos impulsa a pensar solo en nosotros mismos. Nos centramos en cómo esa persona me tiene que hacer mejor. Porque para eso le pagan, para asegurarse que hago mi trabajo y que estoy bien. Que YO esté bien.
Dejar el ego en casa es la primera tarea. Según Phil. Preguntar de forma genuina, curiosa y empática es el inicio de una buena relación.
En mis empresas siembre he abogado por dar responsabilidad a las personas. Dejarles fallar. Que aprendan haciendo, no creando normas rígidas, y marcando objetivos y áreas de responsabilidad. Dando contexto y no control. Como el video vaya.
¿Me puedes poner un ejemplo? No me importa tu horario, me importa que si hay que unirse a una reunión en la que colaboración es esencial, te organices. Si tienes que ir al médico, pasear o ir a entrenar, lo hagas sin problema, solo tengas claro el objetivo. No necesito un compromiso formal, necesito tu responsabilidad y sentido común. Flexibilidad. La mía la tienes.
Llevando esto a la práctica, de nuevo, se nos olvida preguntar. Y sé que me moriré con el convencimiento de que el mayor problema de las compañías reside en una comunicación pobre. Y no puede haber comunicación sin un va y ven. Doy y recibo. Me importas, te importo.
Otra de las cosas que decía Phil es que de vez en cuando hay que sacar el garrote.
«Sé que piensas que algún día serás entrenador. Considero que es una buena idea, pero entrenar no solo es diversión y partidos. Por muy simpático que seas, a veces tienes que convertirte en un cabrón. No puedes ser entrenador si quieres caer siempre bien»
Son sus palabras, no las mías. Pero es una pena, que solo nos preocupemos cuando las cosas van mal. De nuevo, no es el dedo acusador, solo hablo de una realidad que intento dibujar para que puedas mejorar y ayudar a tu manager a ser mejor.
Nos toca ser el poli malo. Ponernos serios. No quiero caerte bien, quiero ayudarte a crecer ¿Y si hablamos?
Como puedes ver, acerco esta idea a la responsabilidad individual. Donde en un modelo de relación en el que soy yo quien define tus incentivos y los juzga, y tú ejecutas y espera algo ha cambio, debe haber una relación sana de retroalimentación. Y debido a ese juego de poder, a ser yo quien define tus incentivos, quedo al margen (no intencionadamente) de la pregunta más importante ¿cómo estás?
Podría escribir mil y una ediciones de esta newsletter sobre el libro de “Once anillos”. Hoy solo me centro en que la soledad del manager se combate en conjunto. Que no somos de piedra, que nos preocupan cosas. Estamos aquí porque nos importan las personas, nos importa y nos preocupa que crezcas. Pero a pesar de que yo esté aquí para ti, preguntarme de vez en cuando qué tal estoy, no solo me hará mejor, si no que nos ayudará a poder crear ese vinculo de confianza, que es el elemento central para ser (juntos) un equipo de alto rendimiento.
Es el primer paso para estar alineados. Para no discutir sobre si usamos Jira, Asana, Bascemap o Trello. Porque si estamos hablando de esto, estamos evitando las conversaciones importantes. Lo importante está en el contenido y no en el contenedor. Y sin duda para que ese contenido sea lo más rico posible (que requiera del menor número de iteraciones operativas posibles) debemos pagar el peaje de la empatía. De la curiosidad, del alineamiento y llegar a acuerdos rápido.
Cierro con una cita de Carina Szpilka.
Tu puedes envejecer, pero tu compañía no. Si envejece muere.
Una compañía envejece cuando tardas en llegar a acuerdos, cuando no hay confianza entre equipos, cuando los objetivos se desdibujan y nos enfocamos en discutir si lo ponemos en Notion evitando tener esa conversación difícil, alejándonos de llegar a acuerdos rápido. Así estamos matando la compañía.
¿Cómo estás?
Danny, me ha encantado la edición de la news, qué importa es mantenerse cercano y humano para conectar porque quizás en ese momento que puedas romper es donde llega el punto de máxima expresión para saber cómo, qué y cuándo comunicar. Siempre he pensado (puede ser erróneo) que el ego es parte del miedo, es el pánico a no mostrar ápice de vulnerabilidad en un mundo voraz e implacable a veces en los sentimientos o emociones. Gracias por la edición, un abrazo enorme
Que bueno y que cierto...cae de cajón, pero que fácil olvidarse. Me ha gustado mucho 🙂. Voy a tenerlo muy presente y a ponerlo en práctica en mi siguiente 1:1